Entrenar con el estómago vacío
Dentro de los deportes de resistencia, es común que muchos deportistas realicen sesiones de entrenamiento con el estómago vacío.
El principal objetivo que se pone en el centro de este método es la optimización del rendimiento deportivo, adaptando el cuerpo para utilizar más grasa como fuente de energía.
En realidad, desde un punto de vista fisiológico esta no es la solución más eficaz ...
1) Adaptaciones fisiológicas
Durante el entrenamiento en ayunas, el esfuerzo se realizará con reservas de glucógeno hepático reducidas (stock de azúcares en el hígado), pero no en los músculos.
Según el trabajo del Dr. Fabrice Kuhn (autor del libro Ultra Performance), es el hecho de tener bajas reservas de glucógeno muscular durante el ejercicio, lo que permitirá las adaptaciones fisiológicas del cuerpo para optimizar el rendimiento deportivo en resistencia.
Luego hablaremos sobre el entrenamiento bajo en glucógeno.
Un ejemplo con "Sleep Low":
Una sesión de alta intensidad al final del día con reservas óptimas de glucógeno
+
Una cena sin recarga de carbohidratos
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Una sesión corta de baja intensidad con el estómago vacío a la mañana siguiente.
Este tipo de método debe llevarse a cabo ad hoc e introducirse gradualmente en un plan de formación estructurado.
En una lógica de progresión, y para ser plenamente eficiente durante las sesiones de intensidad, es necesario tener una reserva suficiente de glucógeno, en particular gracias a una periodización de carbohidratos según el horario de entrenamiento.
2) adaptaciones psicológicas
El simple entrenamiento con el estómago vacío, por otro lado, puede tener efectos mentales positivos.
Efectivamente, realizar este tipo de sesiones nos permite superar esta barrera psicológica de la falta de alimentación acostumbrándonos a la sensación, pero también al miedo al fallo energético.
Esto aumentará nuestra confianza en nosotros mismos, al demostrarnos nuestra capacidad para poder adaptarnos y realizar un esfuerzo sin realizar un aporte energético de antemano.
CONCLUSIÓN
Entrenar con el estómago vacío no debe verse como la solución más eficaz para optimizar el uso de grasas como energía.
Es un efecto palanca sobre determinados puntos, que se puede integrar dentro de una planificación estructurada en sesiones cortas y no muy intensas.